La banda sonora perfecta para un Fantástico Mundo (de Mierda).


Sería fácil decir que ha pasado demasiado tiempo desde que apareciera, para sorprender a propios y extraños, aquel pequeño diamante negro con un vaporoso ángel en la portada y llamado de forma acertada, por todo lo que vendría después, NEW SOFTWARE.

Sería fácil y falso. Ha transcurrido el tiempo necesario para que Fredi Huerga, y su familia musical, encontraran la mejor manera de dar un paso al frente sin las tentaciones fáciles de quedarse dando vueltas sobre si mismos. Ha pasado el tiempo necesario para que FMM nos entreguen un disco como LA FURIA DEL FIN, en el que los hallazgos anteriores se afianzan para crear una personalidad tan singular que podríamos mejor llamar 'insular'.

Se trata de un trabajo en el que las formas, que no la esencia, se han suavizado. Se han limado asperezas distorsionadoras, sin que se perdieran por el camino los áromas ácidos que, por contra, aparecen aquí más medidos y solidificados.

La FURIA emite vibraciones subversivas que tienen que ver con conceptos siempre revolucionarios. Conceptos ligados a la claridad, a la poesía del instante, a la elegancia en las formas y a la desfachatez de lo bello; al atrevimiento de lo sincero. Aspectos que, asociados a cualquier forma de arte, relucen más en tiempos (como estos nuestros) de imposturas que se pretenden totalizadoras y de mentiras criminales indiscriminadas.

El hecho, nada anecdótico, de elegir el español como vehículo de transmisión, nos permite disfrutar del mejor instrumento del que dispone Fredi Huerga, su voz, una de las más especiales y hermosas del pop nacional, en una gama más cuidada y amplia de registros, y en la que parece desenvolverse con la comodidad necesaria. Y está el importante papel de Silvia en los coros, quien, con una suave humildad que quiere recordar por momentos a Kim Deal, logra enriquecer sus fraseos. Es toda una jugada maestra cómo las voces de Fredi y Silvia, hermanos 'en la vida real', empastan a la perfección, cerrando así el círculo sanguíneo que se completa con la trascendente aportación de las letras de Ángel, el hermano poeta.

Willy González a la batería, Pablo Álvarez al bajo y Nacho Rodríguez (unido a la banda ya en fase de grabación) a la guitarra, desempeñan un trabajo de verdadero lujo, aportando la sutileza y la ferocidad necesarias al conjunto de canciones. No podría ser distinto; proyectos como FMM exigen a quien participa en y de ellos una implicación emocional, y diría que hasta filosófica, que acaba por empapar el resultado final.

En este feliz viaje de regreso a nuestro particular Fantástico Mundo de Mierda encontramos verano, encontramos furia por aprovechar y disfrutar el momento, encontramos desconcierto y caos, encontramos paisajes con mucha luz y rincones de oscuridad, encontramos una inteligente y sensible forma de jugar con los mecanismos del pop que lo hace atemporal. En LA FURIA DEL FIN hay, en definitiva, un sinfín de razones para el goce y la esperanza, algo que no abunda últimamente como para dejarlo escapar.


Ángel García Alonso